Un año ha pasado de la llegada de "Vader", 9.600 Km. acompañándome al trabajo, a las caravanas, juntas, paseos al campo, etc.

Siempre al pie del cañón, con sol, lluvia, granizo, helada y temporal, jamás me ha dejado botado, mostrando la lealtad de un volkswagen.

Siempre robando miradas, tiene más de un interesado en comprarlo, pero no se va. Su compañía y fidelidad no tiene precio. Cada día lo conduzco orgulloso, pues refleja la sencillez y simplicidad de las cosas relevantes de la vida.

Vader también me hizo descubrir un mundo que no había explorado, aprender un poquito de mecánica nunca está demás. Con el auspicio de Tito algo he progresado, al menos el entusiasmo en aprender no falta.

Y Vader dio inicio a una locura, ya llevo dos volkswagen, la Angie llegó hacerle compañía ¿Cuántos más llegarán?

En todo caso, aunque lleguen muchos más, Vader será siempre el regalón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario